Karen Córdova – Chicago 2018 “Experiencia de mi primer Majors… Maratón de Chicago”

Karen Córdova – Chicago 2018 “Experiencia de mi primer Majors… Maratón de Chicago”

Oct 20, 2018 | Maratones Major | 0 Comentarios

43210567_10217447239873404_7854692639679971328_oTodo comenzó hace 8 años atrás cuando me inicie como corredora amateur (como dicen mis amigos de oficina). Yo ya había corrido dos maratones (ambas en Santiago) y la última no fue una buena experiencia por lo que dije “No corro nunca más los 42.195”. Así, desde entonces opté por distancias más cortas.

Desde julio de 2017 pertenezco al gran grupo de running “Warnker Running Team” donde me encontré con grandes exponentes en la materia como mis coach, Carlos Warnke y Valeria Argandoña quienes lideran la gran familia de corredores que somos.

En el transcurso de este año fui testigo de cómo mis compañeros se prepararon para la “prueba madre” y fue ahí que me entusiasmé para correr nuevamente un maratón. Me decía: “¡ya po Karen atrévete!. Y así, fue que, afortunadamente, se dio la posibilidad de viajar a Chicago y poder correr mi primera “Majors”. No podía más de emoción.

Cumplí todo el proceso de entrenamiento en el periodo de invierno, siempre supervisado por mis entrenadores. Hasta que finalmente llegó el mes de octubre y el día del viaje. Llegué un día viernes a Chicago, la cuidad donde sería mi gran aventura. Quedé impresionada por sus imponentes edificios, con su ordenado sistema de transporte, la amabilidad de la gente. Era, literalmente una ciudad donde todo funciona.  Lo que sí me preocupaba era el clima, puesto que era húmedo y con mucho viento.

43311640_10216784323257819_5102793632981712896_oAl día siguiente se dejó caer una gran lluvia (que ni en invierno en Santiago se ve algo así). Justo andaba paseando y quedé empapada, por lo que en mi cabeza solo existía la preocupación de que mañana (domingo) tendría el doble desafío de no solo de correr sino de enfrentar un clima totalmente desfavorable.

¡Llegó el día!… me desperté a las 04.30 am y lo primero que hice fue mirar por la venta del piso 26. Estaba todo mojado y lloviznaba. Me dije: “¡vamos negrita, hoy con todo!”. Salí del hotel y llegué a la calle Michigan y ahí me encontré con un mar de atletas de diferentes países. Iban cantando, bailando y disfrutando de lo que sería esta gran fiesta del running. Ya mi adrenalina estaba por las nubes.

Al llegar me di cuenta del gran nivel de organización y de que era otro nivel… uno superior: la producción máxima de una Majors. Nada se escapa. Nada al azar.

Llegué al acceso de mi encajonamiento (calle Harrison) y allí tuve que esperar más de una hora en relación a la partida de los corredores de élite. A medida que avanzaban las oleadas, iban afloraban mis emociones. En la espera conocí a Ximena y Hernán, ella mexicana y él, colombiano. Hernán nos hablaba de lo lindo que son las maratones y sobre todo las majors. Nos decía “Señoritas esto les va a cambiar la vida”. Lo más es que él tenía, 75 años y estaba por completar su maratón número 17!

Llegó el momento de salir. Concentrada con el reloj a punto de darle inicio. Sonó la chicharra y nos fuimos. Era una felicidad máxima la que sentía. Los primeros kilómetros fueron de asombro por la cantidad personas animándote, además sonaban y sonaban las campanitas y a medida que avanzaba me iba metiendo en corazón de la cuidad. Estaba asombrada de lo bello que Chicago.

Corría a mi ritmo, en un momento mi reloj se descontroló y registraba un promedio 13.33. Lo que no podía ser. Era una locura jajajaja

43500661_10217474436073292_2067182431173083136_nEn el kilómetro 21, ya sentía el medio Maratón. Estaba impresionada de lo inclusivo que era la corrida, todo el mundo participaba.

Llegando al kilómetro 37 me topé con un cartel “vamos solo quedan 5 kilómetros de tus sueños” y ahí me acordé de todo el mundo, en especial, de mi papá que el día anterior me mandó un mensaje “Karen todo el apoyo para mañana, corre con tu gran corazón. No importa en qué puesto llegues. Solo cruza esa meta y se feliz. Te amo hija”.

A solo 400 metros de la meta, divisé emocionada el destino por el que me preparé, tantos meses. Estaba descontrolada, lloraba y lloraba, me costó un mundo sacar mi bandera chilena. Crucé y solo me dije “¡LO HICISTE!”.

Estoy segura que dentro de 20 años más no me voy acordar de la posición en la que llegué o del tiempo que hice y que solo recordaré las exaltaciones, el aprendizaje y los golpes que me llevaron a vivir mi Primer y emocionante Majors.

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