Carla Saez – Nueva York 2018 “Amé esta experiencia, no cambiaría nada”

Carla Saez – Nueva York 2018 “Amé esta experiencia, no cambiaría nada”

Nov 12, 2018 | Maratones Major | 0 Comentarios

IMG-20181110-WA0014-minLa verdad, no recuerdo el momento exacto en que decidí que mi siguiente major sería la Maratón de Nueva York (el primero fue la Maratón de Boston el 2017), pero recuerdo haber postulado el mismo día que se abrieron las inscripciones, utilizando el tiempo con el cual había finalizado en Boston el año anterior. Y quedé, al igual que mi amiga Lucy, con quien habíamos corrido juntas nuestro primer major, y quien también tiene la meta de realizar los seis.

En ese momento me encontraba entrenando con un libro que había descargado, pero sentía que eso no iba a ser suficiente, ya que mi idea era, no sólo ir a correr, si no que mejorar mi tiempo. Fue así que llegué a Warnke Running Team, con Carlos y Vale a cargo, y un montón de compañeros motivados y responsables que están en la misma que uno, tratando de mejorar.

Así fue que comenzó un año deportivo muy bueno, mejorando mis marcas en 21k, batiendo por fin la barrera de 1:30:00 en esa distancia, por lo que me iba sintiendo capaz de mejorar mi tiempo en la maratón, el cual era mi objetivo principal del año. Dado que varías personas que ya habían asistido me contaban que el recorrido no era fácil, y que en esa época el frío es muy fuerte, para prepararme para esto último, aproveché el entrenamiento durante el invierno para acostumbrarme al frío, entrenando siempre con calza corta y polera manga corta. Sin embargo, las últimas semanas igual me sentía algo insegura, porque me sentía muy cansada, tratando de convalidar mis turnos del trabajo que consisten en 2 semanas de día y dos semanas de noche, las cuales se me hacen muy pesadas ya que no he podido conseguir dormir igual de bien de día que de noche, fuera de que la carga de entrenamiento iba en aumento. Los largos se me estaban haciendo más difíciles, haciendo el último largo de 30k a casi el mismo ritmo que mi anterior maratón, y no estaba segura que pudiera hacer un ritmo mejor llegado el día. Lo que me hacía mantener la esperanza, fue la genial idea que tuvo mi amiga Lucy de llegar una semana antes a Nueva York, para tener tiempo de descansar bien antes del gran día.

El viernes antes de partir, en la mañana luego de mi turno, me pidieron en el trabajo que me quedara un rato porque mi jefa debía hablar conmigo, así que me quedé y resultó que mis jefas y compañeros me habían preparado un desayuno para compartir conmigo y darme sus buenos deseos para mi experiencia. Además, entre ellos y otras personas de la planta habían realizado un colecta para apoyarme, por lo tanto no puedo no escribir sobre ellos y agradecerles todo su apoyo, porque a pesar de no estar relacionados con lo que hago, ni entender totalmente esta locura de correr, están ahí brindándome su apoyo y también su amistad. Les agradezco infinitamente lo que hacen.

IMG-20181110-WA0013-min¡Y llegó el día de partir! Todo bien en el viaje, buen clima al llegar a Nueva York. Los días previos fueron ideales, descansé mucho, me acostaba temprano todos los días, no tenía que poner alarma en las mañanas y recorrí sólo lo necesario, ya que el año anterior ya habíamos visitado Nueva York luego de la Maratón de Boston, por lo tanto los hitos principales ya los conocía, por lo que no era necesario turistear tanto esos días. Me sentía tan descansada, que el viernes ya sentía ganas de que fuera luego la maratón. El sábado en la mañana hice un último pequeño trote y fui a ver la First Avenue. Ahí me puse algo nerviosa, porque sentía que parecía una montaña rusa, y además ese día corría mucho viento. Cruzábamos los dedos para que al día siguiente no estuviera así.

¡Y llegó el gran día! Nos levantamos a las 4:30 porque el bus pasaría por nosotros al hotel a las 5:30, y aunque hubo un retraso, de todas maneras llegamos a buena hora a Staten Island. Ahí aprovechamos los servicios, fui como 3 veces al baño y afortunadamente no habías filas infinitas, todos los servicios están en la cantidad adecuada para que todo funcioné bien. Había jugo, pan, fruta, café, té, etc. El clima estuvo bueno, no hacía mucho frío como me habían contado de veces anteriores y tampoco había mucho viento como el día anterior.

Llegó el momento de encajonar. Entré a mi corral, y mientras esperaba me movía un poquito, y cuando se iba acercando la hora, iba sacándome algunas de las cosas que llevaba puestas encima para abrigarme, sólo me dejé el Buff, los guantes y unas mangas que me había hecho para desechar luego. Luego comenzamos a avanzar hacia la línea de largada, y pude adelantarme quedando al lado del pacer de 3:05:00, pero luego de pensarlo un rato, decidí correr por mi cuenta y no seguirlo.

Partimos y me sentí realmente bien, pensaba en lo bueno que había sido poder haber tendido la semana para descansar. Cuando paso los primeros 5k a un ritmo cercano a 4:07, me preocupé porque iba muy rápido, así que trataba de no mirar mi reloj y correr de acuerdo a como me sentía, según yo, tratando de controlarme en las subidas para no desgastarme de más. Al llegar a los 10k, igual seguía más rápido de lo que según yo debería ir, así que suponía que todo eso me podría jugar algo en contra, pero iba a decidida a bajar mi tiempo, así que calculaba que, si más adelante no podía mantener el ritmo, al menos no debía ser más lento que mi anterior maratón. De esta manera, con el colchón de tiempo que llevaba del inicio, iba a poder cumplir el objetivo. Llegamos a la media maratón y pasé en 1:27 aproximadamente, por lo que en ese momento se me pasó por la cabeza que, si lograba aguantar el ritmo, podría quizás bajar las 3 horas, pero sólo era una idea, no lo tomé como un objetivo porque sabía que iba exigida y aún no pasábamos los otros puentes, ni la First Avenue que vi el día anterior y sabía que era difícil. Después comenzó el puente de Queensboro, y lo sentí eterno, así que más bien pensaba en aguantar. Luego, Firts Avenue, tan dura como la imaginaba, acá mi ritmo ya iba llegando a 4:20, la punta de los pies me dolía cada vez que venía una bajada y sentía las subidas más duras por el cansancio, por lo cual, a esas alturas no me gustaba ninguno de los dos escenarios. Ya por la 5ta Avenida, sentía los kilómetros cada vez más largos, en un inicio casi no miraba el reloj, pero ahora no podía evitar mirarlo seguido para ver cuanto me faltaba para llegar al km siguiente, y usualmente, me daba cuenta que no había avanzado ni 500m aún. La entrada al Central Park no llegaba nunca, hasta que a lo lejos veo una pantalla que estaba justo donde uno dobla para entrar, y justo uno pasa por un sensor antes, por lo cual supuse que en esa pantalla era donde se podría ver los saludos que la gente podría enviar a través de la App, y así fue, estuve mirando la pantalla mientras me acercaba y justo al doblar, veo una foto mía con algo escrito que no alcancé a leer, pero ver eso me hacía sentir el apoyo. Ya en el Central Park pensaba que quedaba poco, y trataba de convencerme de ello para no pensar en otra cosa. Sabía que, de no detenerme, ya había conseguido bajar mi tiempo, así que traté de ir lo más rápido que podía de acuerdo a las fuerzas que me quedaban para hacer mi mejor tiempo posible.

Pasó en ese momento por mi lado el pacer de las 3:00:00, y la verdad es que ni intenté seguirlo, porque a esas alturas ya no era capaz de hacer un ritmo mejor, sólo podía mantener el que llevaba, que en el Central Park ya debe haber estado llegando a 4:30.

IMG-20181110-WA0011-minEra una maratón dura, no recuerdo casi nada de los grupos musicales y gritos de la gente del camino, pero si recuerdo que estuvieron ahí durante todo el recorrido. Tomé isotónica y me tiré agua en cada uno de los puntos de hidratación, me comí los geles que llevaba y también el que daban en el camino y hasta la esponja que pasaban en una parte, la tomé para refrescarme.

Últimos metros, no me quedaba fuerza para picar como en otras ocasiones, pero al menos me alcanzó para levantar los brazos y sentir la felicidad del momento. ¡Había conseguido bajar mi tiempo en 9 minutos! No era lo que imaginaba, incluso en mi mano izquierda llevaba puesta una pulsera con el tiempo por km para conseguir un tiempo de 3:05. Así que me sentía muy feliz, tenía ganas de llorar, estoy segura que de haber visto en la meta a alguien conocido, no habría podido aguantar las lágrimas. Mientras caminaba sollozaba un poco, y me comenzaron a doler las piernas, creo que no me había dolido tanto después de una maratón, y también me dolían los dedos de los pies, así que luego mi sollozo tenía una mezcla de esa felicidad infinita, pero también de dolor.

Amé esta experiencia, me siento feliz de lo logrado, por lo que no cambiaría nada. Lo di todo y me siento orgullosa de eso.

Infinitas gracias al apoyo de mi team, especialmente a Carlos y Vale por sus entrenamientos y consejos, y a todos mis compañeros por la preocupación, tenía muchos mensajes cuando llegué al hotel!

Gracias a mi familia y amigos, quienes estuvieron pendientes antes, durante y después de cómo iba todo.

Gracias a mi Chris, que estuvo pendiente de mí toda la semana, que me apoyó durante todo el proceso de entrenamiento, dejando de lado algunas actividades en conjunto por tener que seguir el plan de entrenamiento y que me acompaña siempre a todas las corridas. Te amo.

Y especialmente a mi amiga Lucy, quien fue un tremendo apoyo de muchas maneras, y con quien pude descansar y disfrutar los días anteriores, lo cual creo que también fue muy importante para lo que conseguí, ya que necesitaba mucho ese descanso. Y felicidades a ella por su garra y determinación, consiguiendo terminar ésta maratón con un muy buen tiempo luego de haber pasado ya casi un año entero tratando de superar sus lesiones. ¡Eres seca!

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