Ignacia Figueroa – Nueva York 2018 “Nunca consideré correr 42 kilómetros”

Ignacia Figueroa – Nueva York 2018 “Nunca consideré correr 42 kilómetros”

Nov 20, 2018 | Maratones Major | 0 Comentarios

IMG-20181101-WA0022Una maratón es una distancia loca, desgastante y de solo pensarlo cansa. Dicen que pierdes las uñas de los pies, que hay un muro a los 30 donde te pesan hasta los cordones de los zapatos, que salen ampollas, a los hombres les sangran los pezones que, en general, se sufre.

A pesar de esto, hay gente que lo hace, a algunos se le da bien en el running, que es innatamente buena. No es mi caso, nunca tuve una nota azul en las pruebas de resistencia en el colegio y la primera vez que salí a correr, corrí 300 metros y me devolví a mi casa sintiendo que vomitaba el corazón.  Soy lenta, nunca he hecho menos de 1 hora en 10k.  Qué iba yo a estar pensando en correr una maratón?!  Por mucho tiempo me creí mala en este deporte por lo mismo.

IMG-20181111-WA0013Por eso nunca consideré correr 42k. Todo empezó como una broma, mi papá cumpliría 60 este año y comentó que le gustaría correr NY para esa edad, como comentario al aire yo le respondía que, por ir a NY, correría lo que fuese.  Entre broma y broma, me vi inscrita en la maratón de este año.

Empecé a entrenar 4 meses antes y desde ahí todo el tema de conversación cambia, tu rutina, tu horario, incluso tu lenguaje! (correremos al sub hoy?, el entrenamiento será al 85%, de cuánto es el largo del fin de semana? que en tal maratón se logró no se qué tiempo, que las zapatillas XX tienen tales tecnologías de amortiguación, si se correrá a la velocidad VAR y que yo correré a 7,30 está carrera y a 7 la otra.)

Nunca consideré correr 42k y, de todas las maratones, fui a parar a la que se considera las más duras de las majors, tiene muchas pendientes, puede tocar un clima complicado y dado su dificultad no es una maratón para hacer tiempo.  Como era la 1era maratón eso no me preocupaba pero si la dificultad, no quería ir a pasarlo mal, todo lo contrario!

El domingo empezó a las 4:30am, los buses pasaron por nosotros y nos llevaron al punto de partida. Había escuchado el frio que uno pasa en la espera y que no hay cantidad de ropa que te prepare para el frio que vas a sentir y las largas horas de espera. Este domingo tuvimos suerte porque había poco viento y si bien hacia frio, no fue necesario usar toda la ropa que llevé.  Esperamos hartas horas y de a poco los de mi equipo iban partiendo, entre ellos mi hermano y después mi papá. Mi largada fue la última, a las 11am (soy lenta J). Es muy emocionante escuchar a Frank Sinatra mientras eres consiente que ha llegado el momento que llevas preparando con tanto tiempo. Creo que todo corredor debe acordarse de ese minuto donde, junto con la canción, inspiras fuerte, cruzas la partida y empiezas a correr.

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Nunca consideré correr 42k, de verdad que no, sabía que los primeros kilómetros de una maratón son más fáciles y es después que llega el cansancio.  Pasado el primer puente empieza el ruido, impresiona el que para los locales la maratón es un panorama que saben aprovechar. Salen con mesitas y se sientan a animar. Muchos grupos de música aprovechan la instancia, incluso vi coros de iglesia cantando a los que pasaban.  Te sientes una rock star!  Te saludan por tu nombre si está en la polera, te animan, ofrecen sus manos para chocarlas o chocolates si tienen, es increíble el ánimo constante que hay. Me encantó esa cultura, sería genial que pasara en Chile.

A los 15k mis tobillos empezaron a sentirse, las calles de NY tienen menos amortiguación porque son más duras, hechas con menos capas y más piedras que otros lugares. Esperaba que eso no fuera un problema ya que nunca me había pasado.

Ya entrando a Mahattan, en el kilómetro 25k, habíamos quedado que mi mamá nos esperaría ahí para saludarnos, ese abrazo fue para mí el mejor energizante!  Ya que ahora empezaba la parte dura de la corrida.

A estas alturas de la carrera viene una pendiente leve pero de varios kilómetros. Es bien psicológica esta parte porque también pasas el kilómetro 30, donde muchos sufren el tan famoso muro. De hecho, yo iba un poco predispuesta a  este, para mi suerte, nunca llegó.

La parte más difícil es  el camino de Bronx hacia Manhattan, porque creí que era bajada (ya había subido tocaba bajar!)  Entonces, como al kilómetro 37, das una vuelta y vuelve aparecer una pendiente de un par de kilómetros, muchos empiezan a caminar cuando ven esto.  Seguimos a un trote lento, ya duelen un poco las rodillas, son los kilómetros más largos de la vida.

Los últimos 2k son increíbles, ya estás llegando, la gente grita, los carteles anuncian que falta poco, escuchas el sonido de música y vez a muchos con el poncho azul y la medalla.  Y te das cuenta que se acabó, meses entrenando, esfuerzo, tiempo y dedicación para este minuto.

Nunca consideré correr 42k y de repente cruzo la línea, levanto los brazos y soy una maratonista.

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